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Divide et vinces.

Qué frágil es la memoria y qué pequeña la autocrítica de todos los que no hemos querido ver que no era tan fácil que el PP y Vox sumasen el mínimo de 176 diputados, alcanzando para ellos esa tan deseada mayoría. La realidad es que casi todos los trackings de la última semana de publicación de encuestas no daban en sus sumas mucha holgura más allá de los 183, es decir 7 más. Y aunque los resultados del PP fueron bastante más bajos de lo previsto y los del PSOE sorprendentemente más altos, esa suma nunca estuvo garantizada ni se veía tan clara, por mucho que los emisarios en los medios hayan vendido que Sánchez ya se iba y que esta era la oportunidad para echarlo.

Trataré de analizar los distintos puntos que han podido influir para que esto no sea posible.

El primero es el de una clase media baja consolidada que ya ha sustituido en España a la tradicional y amplia clase media. Es gente con pocos ingresos pero que no vive tan mal porque suelen juntarse varios trabajadores y salen a las terrazas a tomar sus pinchos y cervezas como todos los demás. Muchos funcionarios de rangos básicos, muchos mileuristas explotados por grandes empresas y otros jubilados que con sus actualizaciones de las pensiones han visto que aún es posible sentarse en la terraza a tomarse su café. Es la España tranquila, la España con menos estudios, pero igual de informada que la más preparada de la historia. Son muchos y son conscientes de que un recorte en sus prestaciones, ayudas y derechos supondría tener que buscarse la vida y cambiar su estilo de vida, y los tiempos no están para muchas aventuras. Este grupo de electores ha salido a votar en los últimos días por la cuenta que les trae, pero también porque la sensación en la calle no es la de una crisis sin precedentes, hay problemas, pero la gente sale y en los restaurantes y hoteles apenas hay plazas libres, así que “tan mal no lo estará haciendo Sánchez”, piensan, más allá de la aversión o simpatía que le puedan tener unos u otros.

En el segundo aspecto toca hablar de los dos partidos de la derecha, PP y Vox, el primero asesorado por su círculo de confianza, que lleva meses pontificando: Sánchez está en su final, en su peor momento, en la calle no lo quieren… -está claro que sus estudios cuantitativos y sus escuchas cualitativas son más rudimentarias de lo que parece porque han proyectado el éxito de autonómicas a las generales-, y como veníamos diciendo en Target Point, una cosa es votar en autonómicas y dejar que Gobiernen PP y Vox, porque no han ido a votar las izquierdas, y otra muy distinta no votar para que gane PP y Vox y deroguen el Sanchismo  en España. Pero estos asesores le decían a Feijóo: Alberto “los españoles no le van a perdonar a Sánchez que les haga votar un 23 de Julio”. Bueno, pues no solo le han perdonado, sino que ha premiado con 2 diputados más de los que tenía (De 120 a 122).

El PP salió catapultado de unas elecciones autonómicas en las que gobernará en 10 Comunidades, seguramente apoyándose en su único socio disponible, Vox. Con la excepción de Extremadura con María Guardiola, y la de Castilla-La Mancha, en la que si hubiesen tenido más olfato para escuchar mejor dónde estaban sus votantes ahora también la podrían gobernar puesto que les han faltado un puñado de votos. En casi todas estas comunidades la gestión de sus equipos, sus candidatos, y en general un trabajo bien planificado desde hace más de dos años ha tenido como resultado que el PP ganase con buenos resultados, claro que han castigado a Sánchez, pero los que le han castigado son los de centro derecha yendo a votar, no los de izquierdas.

Resulta clave recordar que el PP concentro todo su esfuerzo en recuperar las autonomías pensando que así se consolidaría su imagen de ganador y le dejaría a buen seguro las puertas de la Moncloa abiertas. Nunca más lejos de la realidad, nosotros ya lo advertimos en tantas tertulias, contra todo pronóstico, pensábamos que la estrategia sería empezar a conquistar a los votantes para Generales, pero se hizo oídos sordos, primero las autonomías, luego el resto estará hecho. Pues no.

A partir de la convocatoria electoral de Sánchez para el 23J, el PP continúa con su estrategia, y en lugar de estudiar puntos de acuerdo para un apoyo de Vox, le ofrece a Sánchez con luces y taquígrafos, un acuerdo escrito, que gobierne la lista más votada. Aquí el PP abandona la idea de llegar a una mayoría con Vox, alejada por sociólogos que piensan que puede raspar mucho voto a socialistas descantados, pero que no han visto que de este modo el PP pierde su principal palanca de voto, no pactar nada con Sánchez, que no es lo mismo que el PSOE.

En el lado de los de Abascal, el partido tampoco concretó nada de las condiciones que propondría a Feijóo para apoyar una posible investidura. Vox dice tener claro cuál es su programa, qué necesita España, y lo explica bien, pero falla cuando piensa que hacer encuestas no es útil, y que saber que piensan sus votantes sobre sus propuestas no es interesante porque ellos tienen muy claro lo que España necesita. Son sus principios y no los va cambiar no vaya ser que se abra debate como pasó en Ciudadanos y surjan distintas corrientes de opinión que puedan cuestionar sus más elementales principios.

Resulta curioso ver durante la campaña como de necesarios son el uno para el otro, y que la campaña se centre en quitarse votos entre ellos. Mientras vemos cómo Yolanda y Sánchez se hablan como socios y no se atacan en ningún momento.

En tercer lugar en el análisis, pesa lo que vengo analizando desde hace más de 10 años.

Mientras los partidos de izquierda lo quieren cambiar todo y venden al electorado una nueva España, moderna, descentralizada, una España plurinacional, un proceso constituyente, una España solidaria, ecológica, sostenible, etc., y en todo están de acuerdo, con pequeños matices, la derecha, PP y Vox, se refieren al marco de convivencia del 78, es decir, el mismo modelo, y con cambios mínimos, por eso la izquierda les acusa de inmovilismo ¿Cuál es su modelo de España para el futuro?¿Qué valores ensalzan su propuestas? Las de la izquierda las tenemos claro, tiempo libre, menos trabajo y de calidad, pensiones más altas, la cultura llamada progresista, y un largo etc… sean posibles o un sueño utópico ahí están, pero en el lado de la derecha, ¿en qué están de acuerdo las derechas? ¿Siguen pensando que España es como la de 1978? ¿Cuáles son sus propuestas para una nueva España más allá de las recetas económicas?

Todos deberían tener más pensadores, más analistas y menos funcionarios de partido.

José Manuel San Millán

Fundador y Director de TargetPoint 

[email protected]

www.electocracia.com 


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