Navarra, donde la fragmentación política se multiplica
Hace unos días, diseñando un cuestionario para las próximas elecciones al Parlamento de Navarra del 26 de mayo, enumeré hasta 10 opciones susceptibles de conseguir un escaño. Son las siguientes, por cierto orden de importancia: UPN, GeroaBai, Bildu, PSN, Podemos, Izquierda Unida (IE), Ciudadanos, PP, VOX y posible escisión de Podemos. A estas, hay que sumar otras fuerzas que, con probabilidad, no obtendrán escaño. A mi entender, salvo error, tendremos el parlamento autonómico más plural y fragmentado de España.
Imagen: Bandera de Navarra. Fuente: Pinterest.
La actual coyuntura política, unida a las razones históricas y de cruce de identidad, actúan como disgregadores ante un sistema electoral muy proporcional. No es que estos comicios sean una novedad; en la actualidad ya existen 7 fuerzas parlamentarias.
Navarra puede bien significarse como un pequeño laboratorio de innovación política. Por el Gobierno de Navarra han pasado y han tenido responsabilidad en su gestión las 7 fuerzas parlamentarias en diferentes momentos de nuestra historia democrática. Algo que les proporciona cierta solvencia.
Y ante este variopinto panorama político cabe preguntarse: ¿Es eficaz y eficiente el sistema político navarro? Desde mi punto de vista, es eficiente en términos de pluralidad y libertad política. La ciudadanía navarra tiene un menú político muy amplio para elegir el plato que quiera. Pero el problema es la posterior digestión, que no es otra cosa que la administración de las cosas, el gobierno de lo cotidiano.
Con tantas opciones políticas parlamentarias solo son posibles gobiernos de coalición. Y los gobiernos de coalición son muy reticentes a la hora de desarrollar reformas sobre las políticas públicas por el coste que pueden llevar las mismas. Se precisa de mucha centralidad para gobernar y los tirones que dan las diferentes partes del gobierno no son buenos para desarrollar las políticas adecuadas. Los gobiernos de coalición tienden más a no equivocarse y menos a acertar. Se prefiere no meter la pata.
Pero como dice un amigo mío, ¨con limón, limonada¨. Éste y no otro, es el sistema político que tiene Navarra. Una región europea con un alto nivel de PIB por habitante y con unos ratios altos de cohesión social. La fragmentación política no ha lastrado nuestro desarrollo económico y nuestra prosperidad.
Es decir, el “pluralismo” del sistema político de Navarra no estorba, en demasía, al desarrollo de nuestra sociedad. No diré que ayude a implementar grandes proyectos. Pero el tejido social es lo suficientemente vigoroso para conllevarse con el sistema político. Lo suficientemente rico como para emprender nuevos proyectos de futuro.
Porque, no nos equivoquemos, cada pueblo tiene lo que es. Y el pueblo navarro, nuestro pequeño país, es plural y diverso. Una diversidad política que, una vez desterrado el terrorismo, se vive sin dramatismo, sin desgarro. Y si me apuran con cierta alegría, con colorido.